La inseminación artificial con semen sexado permite una mayor probabilidad de obtener crías hembras, lo que beneficia a productores lecheros que buscan asegurar reemplazos en sus hatos. Este proceso, que separa espermatozoides portadores del cromosoma X de los del cromosoma Y mediante citometría de flujo, alcanza hasta un 95 % de precisión. Sin embargo, el semen sexado es más vulnerable durante la descongelación, lo que requiere una aplicación precisa para evitar deterioro. Aunque más costoso, es rentable a largo plazo para ganaderías lecheras, aunque deben considerarse factores como la raza y condición de las vacas.
Fuente: contextoganadero.com