Parte de los postulados del primer gobierno de la Cuarta Transformación en relación con el campo y el desarrollo rural, consistió en asumir que, como se señala en el Plan Nacional de Desarrollo (2018-2024): “el sector agrario ha sido uno de los más devastados por las políticas neoliberales. A partir de 1988 se destruyeron mecanismos que resultaban fundamentales para el desarrollo agrario, se orientó el apoyo público a la manipulación electoral y se propició el vaciamiento poblacional del agro. Las comunidades indígenas, que han vivido desde hace siglos la opresión, el saqueo y la discriminación, padecieron con particular intensidad esta ofensiva. Las políticas oficiales han favorecido la implantación de las agroindustrias y los megaproyectos y han condenado al abandono a comuneros, ejidatarios y pequeños propietarios.Sin maíz, no hay país; y no va a entrar el maíz transgenico a nuestro país, porque representa nuestra historia, nuestra cultura y el reconocimiento, histórico, de lo que ha sido esa esta forma de alimentación de las mexicanas y mexicanos que se produjo en Mesoamérica, que lo hemos enviado a todo el mundo, pero aquí tenemos que seguir conservando nuestras variedades del maíz.
Fuente: La Jornada
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