México tiene toda una historia en su sistema agrícola tradicional, esa gran riqueza de recursos genéticos concentrados en un espacio de tierra al que tradicionalmente le denominamos “milpa”. Sabemos de los beneficios de su policultivo, donde la especie principal es el maíz, acompañado de especies como frijol y calabaza, llamada incluso la triada mesoamericana.
A esta combinación se le suman las hierbas arvenses, como las verdolagas, quelites, romero, tomillo, eneldo, orégano, pericón y más; hierbas a las que por algún tiempo se les consideró malezas o “malas hierbas” por ser plantas que nacen y crecen de manera natural en los cultivos, cubriendo parte del espacio de las parcelas, y que compiten por los nutrientes del suelo; pero que al consumirlas aportan al cuerpo hierro, vitamina C, cobre, proteínas, zinc y minerales.
Fuente: La Jornada
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