Los repartidores de plataformas electrónicas, empresas de paquetería y supermercados, expuestos a todo tipo de situaciones, prefieren mantenerse sin una relación de trabajo formal. No les importa carecer de seguridad social ni desean pagar impuestos de forma directa, porque así pueden trabajar cuando les convenga, o fuera del horario de su empleo principal. Pero la marginalidad laboral es notoria: trabajan jornadas de al menos 10 horas para que el empleo les resulte redituable y les permita descansar a conveniencia, sin que su bolsillo salga perjudicado.
Fuente: La Jornada